Virgen del Carmen patrona de los transportistas
La advocación mariana de la Virgen del Carmen se expandió rápidamente por Europa especialmente en España y llegó a las colonias españolas en América Latina. En 1251 según la tradición carmelita la Virgen María se apareció a San Simón Stock un superior general de la Orden Carmelita y le entregó el escapulario una prenda religiosa que simboliza la protección y el compromiso con la fe cristiana.
Cada 16 de julio, en diversas regiones de Colombia y otros países de América Latina, se celebra la festividad de la Virgen del Carmen, una de las advocaciones marianas más queridas y veneradas por conductores y marineros.
En Colombia, la devoción a la Virgen del Carmen se estableció firmemente durante el periodo colonial. En el siglo XVII, se fundaron numerosas cofradías y hermandades en su honor, especialmente en la región Caribe. Estas organizaciones no solo promovieron la devoción a la Virgen, sino que también realizaron actos de caridad en su nombre.
En Venezuela es identificada como la patrona del Ejército y de los conductores. El día, los fieles católicos conmemoran el día de Nuestra Señora del Carmen con ferias, misas y procesiones.
La devoción a esta figura religiosa no sólo ha perdurado a lo largo de los siglos, sino que ha cobrado un significado especial para aquellos que buscan protección en los peligrosos caminos y mares. Pero, ¿Cómo surgió esta veneración y por qué es tan significativa para los transportistas?
La historia de la Virgen del Carmen se remonta al Monte Carmelo, en Tierra Santa. Según la tradición, fue el profeta Elías quien inició una vida de oración y contemplación en esta región. Siglos más tarde, en el siglo XIII, surgió la Orden de los Carmelitas, que adoptó a la Virgen María como su patrona y protectora, denominándola Nuestra Señora del Carmen. Este título se relaciona con la palabra “Carmelo”, que en hebreo significa “jardín” o “viña de Dios”.
La advocación mariana de la Virgen del Carmen se expandió rápidamente por Europa, especialmente en España y llegó a las colonias españolas en América Latina. En 1251, según la tradición carmelita, la Virgen María se apareció a San Simón Stock, un superior general de la Orden Carmelita y le entregó el escapulario, una prenda religiosa que simboliza la protección y el compromiso con la fe cristiana.
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