Erupción del volcán San José Mulatos, en el Departamento de Antioquia

Desde el Servicio Geológico Colombiano, se realizan monitoreos para confirmar si se trató de una erupción de un volcán de lodo en el Urabá antioqueño. Según las autoridades locales, no se reportan heridos de gravedad.

En la tarde de este lunes 11 de noviembre se registró una posible erupción del volcán de lodo San José Mulatos, ubicado entre los municipios de Necoclí, San Pedro de Urabá y Turbo. Por el momento, las autoridades se movilizan a las zona para atender la situación.

“Se ha activo el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia (Dagran) y estamos atentos a apoyar y acompañar. Estamos en también en conversación con la Fuerza Aérea Colombiana”, indicó Andrés Rendón, gobernador de Antioquia.

Según versiones preliminares de los hechos, el material volcánico cayó en la zona rural del municipio Necoclí, en el Urabá antioqueño. Por el momento, funcionarios de la DAGRAN se movilizan hacia la zona afectada, pero indican que estas tareas podrían tomar más de dos horas.

El comienzo de esta historia es en realidad el desenlace. La tierra se estremeció, sin previo aviso, en la madrugada del pasado lunes. Un rugido tremebundo salió de sus adentros y lodo y roca volaron por los aires. Fue tal el remezón, que el terreno se agrietó y 33 casas se fracturaron. Lo que sucedió no es más que el final de una historia de eones: el lodo, asentado hace millones de años, encontró una boca para escapar de su cautiverio.

Ocurrió en Necoclí, en la vereda Palmares Cenizosa. Sobre las 5:30 de la mañana, la comunidad hizo un llamado al consejo municipal de riesgo. El volcán de lodo había hecho erupción. “Esto generó la evacuación de 108 personas que están siendo atendidas en un albergue provisional. Los profesionales del Servicio Geológico y de Corpourabá ya fueron a la zona para hacer los estudios y tomar decisiones al respecto. La idea es continuar con una cartografía del sector para identificar las zonas de influencia de los volcanes y prevenir el riesgo”, explicó Jaime Enrique Gómez, director del Departamento Administrativo para la Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia (Dagran).

En redes sociales quedó registrada la erupción del volcán. Gases, lodo y rocas volaron por los aires. Las personas, atemorizadas, salieron de sus casas para buscar un refugio. De hecho, el único herido de la jornada se presentó cuando un hombre, en pánico, se dobló una pierna mientras corría. Gómez precisó que las afectaciones de las viviendas no tienen que ver con lo expulsado por el volcán, sino que son producto del movimiento de la tierra. Los volcanes de lodo están asociados a una serie de fallas geológicas que generan movimientos en el terreno, lo que desencadena en las afectaciones.

La explicación

Lo acaecido en Necoclí no es un hecho aislado ni un fenómeno extraño. En realidad, es mucho más común de lo que parece. Alberto Vivas, investigador y funcionario de Corpourabá, hizo en 2019 una completa caracterización de los volcanes de lodo que hay en el Urabá antioqueño. En las 132 páginas que comprende el trabajo, explica por qué se da este fenómeno en esta latitud, cuáles son sus causas y cuáles los riesgos que representan para la vida humana.

En primer lugar, recordó Vivas, en el Urabá antioqueño hay 19 de estos volcanes. El fenómeno en general recibe el nombre de diapirismo de lodo. Es decir, se trata de la salida de ese material, que está a unos 2.000 o 3.000 metros de profundidad, hacia la superficie. Cuando revienta y sale al aire, recibe el nombre de volcán; cuando no lo hace, forma domos, pequeñas montañas que pasan a ser parte del paisaje.

Pero, ¿qué es ese lodo que viene de una profundidad tal? La pregunta la contesta Cecilia Bustamante, docente de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Antioquia, en Turbo. “Ese material es el sedimento que durante millones de años se acumuló bajo la tierra. Ríos como el Atrato, o el Magdalena, van arrastrando arena y arcilla desde su nacimiento hasta el mar. Este permanece ahí debajo durante mucho tiempo hasta que las placas tectónicas lo empujan hacia arriba”, explica la profesora, quien además es magíster en Geomorfología y Suelos.

Aunque suene complicado, el asunto es sencillo. Desde Turbo hasta Barranquilla se encuentra la serranía de Sinú-San Jacinto, una serie de pequeñas montañas que no alcanzan los mil metros sobre el nivel del mar. “Esas montañitas están hechas de rocas sedimentarias, es decir, que están hechas de sedimentos. En el litoral del Caribe tenemos la conjunción de tres placas. La placa del Caribe empuja hacia abajo; la Suramérica, hacia el oeste; la Nazca, que es la del Pacífico, lo hace hacia el este. Eso genera que todos estos sedimentos se monten sobre el continente y formen la serranía”, explicó la profesora.

Teniendo eso claro, Bustamante detalló que esos sedimentos, o sea el lodo, se cuelan por fallas geológicas y ahí es cuando salen a la superficie en forma de volcanes. La erupción del pasado lunes en Necoclí, que aterrorizó a los pobladores, no es más que la espera paciente de ese lodo por ver la superficie. Estuvo bajo tierra millones de años, esperando a que, empujado por el azar y las placas tectónicas, alguna vez le fuera posible ver el exterior.

Vivas, desde Corpourabá, dijo que, aunque es un fenómeno natural, no deja de ser peligroso y aterrador: “Antes de la erupción, que se presenta muchas veces por presiones internas, la gente dice que escucha un ruido intenso, un aumento de la temperatura y un olor similar al del petróleo”. Y agregó que las afectaciones que deja en los ecosistemas no son despreciables: “Ese lodo es muy ácido y, donde cae, no crece la vegetación. Tienen que pasar mucho años para que la grama vuelva a nacer. Eso afecta la ganadería y los cultivos”.

Según la caracterización hecha por el experto, los volcanes más propensos a hacer erupción son el Cacahual y Los Aburridos, en Turbo; Las Platas y Buena Esperanza, en Necoclí; y el San Juancito, en San Juan de Urabá.

Los sismos también activan los volcanes de lodo. Sobre eso ya hay un antecedente. En 1992, cuando ocurrió el terremoto de Murindó, dos volcanes de lodo se activaron en el Urabá antioqueño. “Hay que tener muy presente que este no es un fenómeno nuestro, sino que se da en otras partes del mundo donde hay costas bajas. Se presenta también en Italia, Centro América y Asia”, complementó la profesora Bustamante.

¿Hay soluciones?

Una vez hizo erupción el volcán de Necoclí, la alcaldía y Corpourabá hicieron presencia en la zona. Según Vivas, que llegó hasta el lugar, encontraron caminos dañados por grietas, árboles cubiertos de lodo y quebradas contaminadas por esos sedimentos: “El asunto está en mejorar la reglamentación de la tierra, que las personas no se asienten en las inmediaciones de los volcanes. Pero el problema de fondo es que el acceso a la tierra es inequitativo y la gente construye sus casas donde puede”.

Gómez, desde el Dagran, dijo que están trabajando de la mano de los municipios para hacer una cartografía del riesgo que representan estos volcanes para la población porque, si bien las erupciones no son frecuentes, sí pueden causar daños, como se comprobó esta semana. En ese sentido, cada uno de los pueblos debe revisar sus planes de ordenamiento para no poner en riesgo a sus habitantes, propuso Vivas.

Jorge Augusto Tobón, alcalde de Necoclí, confirmó que la vereda Palmares Cenizosa quedó inhabitable. “A los habitantes los vamos a reubicar de manera definitiva. Junto con la Gobernación y la Nación vamos a formular un plan y ver qué recursos hay para ubicarlos en un sitio seguro”, aseguró el mandatario.

Para Vivas, la única solución es reorganizar a las poblaciones que viven cerca de los volcanes. El de Palmares Cenizosa había hecho ya erupción en 2006, 2007, 2010 y 2019, pero nunca con tal furia.

El de Arboletes

El volcán más grande y conocido del Urabá es el de Arboletes, en donde la gobernación de Luis Pérez prometió construir un parque ecológico “abierto a todos los antioqueños”.

Vladimir Toro, profesor de ingeniería de la Universidad de Antioquia, es el líder de una investigación que la Gobernación contrató para conocer las características puntuales del volcán. “Una de las conclusiones es que las obras hechas permitieron frenar la erosión costera. La investigación es como la tomografía que le hacen a las personas. Uno de los resultados es que unas construcciones viejas se hicieron encima de la cámara de lodos, en donde se encuentra el material. Esas estructuras hay que quitarlas”, expuso el docente.

Conociendo la cámara de lodos, los investigadores ya tienen claro sobre en cuáles lugares se podrá construir el parque ecológico, que ahora está a cargo de la Secretaría de Turismo. Como el terreno es inestable, no se podrán levantar grande edificios, sino obras pequeñas y livianas. Además, se instalará un sensor de sismos para evitar que el volcán ocasione una tragedia.

Gómez, desde el Dagran, confirmó lo dicho por el investigador. Y agregó que primero habrá que terminar obras de mitigación que permitan la estabilización del terreno. Solo después de eso será viable el futuro parque. El lodo, a fin de cuentas, no guarda afán. Ya pasó millones de años bajo tierra. Podrá esperar a sus visitantes