¿Es libre el mercado capitalista?

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El libre mercado dista del carácter científico de las ciencias económicas. La economía política así lo comprueba. Algo que no le gusta a encartonados políticos de la derecha. Es la mención de la lucha de las clases sociales que se escenifica esencialmente en el marco de la concentración del capital y la centralización de la economía en pocas manos….

¿Qué pasa cuando las cartas están marcadas y, sólo lo sabe un jugador? ¿Qué pasa cuando en
el juego un solo jugador lanza sus propios dados que están perforados? ¿Qué pasa cuando las
fichas del dominó están marcadas? Todo esto nos trata de mostrar que gana siempre un
jugador por las ventajas que tiene en el juego, que no es juego limpio, juego de tramposos.
Si en el juego hubiese equidad desaparecerían los casinos.

Así actúa el mercado de la libre competencia. Ese mercado al que siempre aluden los neoliberales, en el que se escudan los miserables del liberalismo libertario. La Ley de la probabilidad revienta en pedazos, se hace añicos, no todos los intervinientes en el mercado tienen las mismas posibilidades o probabilidades. Lo que menos existe en el libre mercado, es, precisamente, libertad. Dos elementos juegan papel primordial como objetos del ataque artero de la libre competencia y del neo liberalismo: los obreros o fuerza de trabajo vivo, por una parte; las desregulaciones apuntan a debilitarlos, desposeerlos de sus conquistas, cuyo objetivo es incrementar por parte del capitalista sus ganancias y, la tasa de la plusvalía.

Por otro lado, recortar las competencias del Estado, sobre todo, las económicas, para librar de competencia al acaparador capitalista y concentrar en sus manos todo el sistema productivo y su régimen; no acomete el neoliberalismo a acabar el
Estado, lo reduce, eso sí, a un mero papel represivo, se fortalece el poder judicial y la fuerza pública. Con esas cartas marcadas juegan los monopolios para fortalecerse e incluso sacar a otros monopolios del “mercado”.

El libre mercado dista del carácter científico de las ciencias económicas, la economía política así lo comprueba, algo que no le gusta a los encartonados políticos de derecha. Es la mención de la lucha de las clases sociales, que se escenifica esencialmente en la concentración del capital y de la centralización de la economía en pocas manos, eso persigue el “libre mercado”, la espoliación, el robo, el fraude, es su práctica más concomitante en países donde imperan los gobiernos de derecha. Las relaciones sociales de producción, en el régimen de producción capitalista determinan además, las condiciones en que se desarrolla la distribución de las mercancías o de la riqueza, los obreros no reciben del botín, sino, una parte de su trabajo el botín de riquezas generada por su trabajo le ha sido arrebatada, y, cuando ese botín disminuye, que son las tasas de ganancias, cuando los verdaderos productores no tienen como demandar las mercancías por ellos producidas, crea las crisis del capitalismo, el desmoronamiento del régimen de producción capitalista, es lo que llaman la ralentización de la economía, otros recalentamientos. En fin, cada quien dora la píldora a su gusto.

La fuerza de la puja por el dominio global va redefiniendo el mercado y, muestra, las aristas de una contradicción enconada al interior del capitalismo, las libertades de comercio se van restringiendo cuando un imperio va desplazando a otro, en nuestro caso, se resaltan las repuestas de los EE.UU, ante su competidor comercial, China. La reivindicación del proteccionismo arancelario por parte de los gringos para contener el aluvión mercantil de los chinos es un claro ejemplo de que el libre mercado solo es opción ante los países dependientes en lo económico y en lo político e incluso, ello se va diluyendo.

La crisis a que han sido sometido los países atrasados, llamados eufemísticamente tercer mundo, se ven obligados a un realinderamiento ante la asfixia a que son sometidos sus pueblos por el capital financiero internacional, abanderado por el FMI y el BM para América Latina y África, lo mismo que el BE para Europa. Las noticias económicas no nos sorprenden, al descubrirnos sobre el desplazamiento del Euro ante el Yuan como moneda de transabilidad en el comercio internacional, todo, además, por la subordinación de la oligarquía europea a la gringa, la ha privado de un mercado barato de gas ruso, de las importaciones y las exportaciones de la tecnología de última generación con China, que le provee y le compra a unos precios razonables y más baratos que el estadounidense, además de someter a ese continente a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, al apoyo absurdo a Ucrania a una guerra con los rusos, que beneficia a la industria militar Yanqui.

El mercado imperialista conlleva inexorablemente a la guerra; en el capitalismo desde sus albores, el mercado sometió, con la colonización a los pueblos: el pueblo indio, desbastado por los británicos, con su criminal negocio comercial; el África, diseminada su gente por el asqueroso, insensible y voraz, negocio mercantil del comercio humano; A América Latina se traslado el saqueo de las entrañas de la tierra, en la búsqueda del Dorado; hoy, el mercado es distinto, sofisticado, pero más letal para la humanidad, por qué? Porque los dueños del artilugio tecnológico son los hijos de los viejos colonizadores, la automatización y la inteligencia artificial, no han cambiado de mano, sigue en mano de los poderosos, ese reducido 1% mundial.

Pero, los llamados a la concertación con el imperialismo y sus burguesías, no hacen más que fortalecer el mercado imperialista, la concertación prolonga, el sufrimiento de los obreros, quienes lo padecen. El que llama a la apacibilidad en la solución de estas contradicciones o encubre la rapaz felonía o peca por su charlatanería, en ambas alternativas se sacrifica al pueblo. Y miremos: el genocidio en Gaza, lleva implícito el mercado, la actitud displicente del imperialismo chino, es el mercado, nadie se puede inmiscuir en las esferas del otro. Lo que ocurre en Ucrania, es problema del mercado. La pusilanimidad de los europeos, los genuflexos ante los gringos, es fundamentado por el mercado, 29 países arrodillados a comprar el gas y las armas al Jefe yanqui. No hay libertad de mercado. La solución de las contradicciones sociales, es un acto abrupto, porque obedece a las leyes. No hay opción, sino las calles.

Alberto Palmarrosa Inciarte – Economista.
Riohacha, octubre, de 2024

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